Pequeñas cucharadas de felicidad (parte 2).

Así que llegamos al inicio de otro fin de semana, uno en el que parece que el clima favorecerá estar en casa, con nuestra familia, pareja, mascotas o con nosotras o nosotros mismos. Tiempo para respirar más despacio, para conectar con otro movimiento más suave, más tierno.

Te propongo una nueva propuesta nutritiva, esta vez puedes compartirla con otras personas y la hará más rica. Favorecer el encuentro desde el afecto y el agradecimiento nos ayuda a restaurar la energía amorosa que tanto necesitamos para seguir adelante con nuestras vidas.

Elige una pequeña caja, de cartón, madera, papel. Que tenga una tapa. Decórala con colores o con papeles. Será tu “caja de los elogios”.

A partir de este momento y hasta el domingo, te propongo que prestes atención a aquellos gestos, comportamientos, palabras que la persona o personas que convivan contigo tengan hacia ti. Ese beso de buenos días, esa frase de “ánimo, tu puedes”, esa taza de té compartida, esa comida a solas, ese abrazo que dura un poco más. Pídele a esa persona o personas que hagan lo mismo con el resto, es decir, todas escribirán sobre todas. Es una tarea para quienes quieran.

Poned atención en lo que hacéis bien, en lo que construye afecto, en lo que sostiene el día a día y, entonces, llevarlo a pequeñas notas: pon el nombre de la persona que ha hecho eso tan bueno, tan bonito y lo escribes. Al terminarlo, mételo en la cajita que has decorado. Por ejemplo: “Para Ana, me ha gustado mucho que sonrieras cuando me deseaste un buen día”; “Para Pedro, gracias por recoger la cocina sin que te lo pidiese”; “Para Clara, ha sido genial jugar juntas a las cartas”….

Si vives sola o solo, también puedes hacerlo. Solo tienes que prestar atención a todas las veces en que te dices o haces algo amable a ti misma/o. Y lo escribes. Cada nota debe ir a la “caja de los elogios”.

Podéis escribir todas las notas que queráis, mientras más, mejor. Y, el domingo por la tarde, sentaos y abrid la caja: es el momento de leer las notas. Comparte las lecturas en voz alta. Respira el encuentro, la emoción del momento. Mira a los ojos de quien lee y toma consciencia de lo que estáis viviendo. Son regalos delicados y valiosos. Mírate en el espejo y te lo dices en voz alta.

Son tiempos complejos, podemos abrir pequeños espacios para el cuidado y el amor. ¡¡Es contagioso!!!

Que tengas un buen fin de semana.

Yira Labrador

www.yiralabrador.com

Ejercicio tomado de la Terapia Sistémica Breve.

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