Qué bien, hemos llegado a otro viernes, a la puerta de un fin de semana, que nos permite tener un pequeño espacio para reencontrarnos con nuestra luz interior.
En medio de la pandemia, cada pequeño (o gran) momento de alegría, de paz o simplemente, de serenidad, valen oro. Para recordarnos que, aún en la mayor de las tormentas, hay sitio para respirar, para conectar con nuestro interior y para valorar aquello que SI tenemos.
¿Te apetece probar? Pues, vamos, adelante.
Esta vez te propongo que te sientes en un sitio tranquilo, y dediques unos momentos a respirar suavemente, sintiendo cómo tu pecho y tu abdomen se mueven con el ritmo de tu respiración. Tal vez sea en este momento un poco rápida. Date tiempo para que vaya teniendo un ritmo más lento y amable contigo.
Ahora, presta atención a cómo ha sido tu semana. Haz un repaso día a día de las actividades, momentos, situaciones que has vivido, tanto a solas como en compañía. Recuérdalas con curiosidad, como si te asomaras a la vida de otra persona. Observa tu mente crítica y permítete que también haya una mirada curiosa, sin juicios.
Tal vez surja ese momento en el que, a pesar de tener tanta pereza, decidiste ponerte en pie y hacer eso que te hace tanto bien. O, ese instante en el que, a pesar de tus miedos, decidiste dar el paso y comprometerte. Ese otro momento, en el que cuidaste de ti poniendo un límite necesario.
Sigue mirando y, ahora te propongo que te pongas estas gafas:
¿Qué ha ido un poco mejor en mi semana?
¿Qué hice que me sentó bien?
¿Cómo tomé esa decisión adecuada?
¿Quién se sintió bien después de que yo pasara por su vida?
¿En qué momento decidí sonreír en vez de enfadarme?
Estas gafas tienen una magia especial, la de ayudarte a mirar aquello en lo que has construido una vida mejor, en los pequeños detalles que hacen que te sientas bien contigo, porque la vida es eso: detalles, pequeñas decisiones, momentos sutiles, en lo que conectas con el bienestar.
Eso, pequeñas cucharadas de felicidad.
Que tengas un buen fin de semana.
Yira Labrador