Anhelamos lo que más tememos

Somos seres paradójicos: en lo profundo de nuestro ser anhelamos aquello que más tememos.


Tal vez sea el éxito profesional, el reconocimiento de nuestro talento, la riqueza merecida por hacer bien nuestro trabajo.


Para otras personas puede ser el sentirse amadas y respetadas tal y como son, con sus dificultades y sus maravillas.


Podría ser estudiar aquella profesión u oficio que nos llama y que sentimos que no tenemos permiso, o es muy tarde o no somos suficientes.


Aprender a bailar, a cocinar, un deporte, explorar el mundo marino o atrevernos a volar.


Eso que tanto temes, mira más adentro de ti, más profundo, donde llevas años sin querer mirar.


Donde surge el amor, la fuerza de la Vida, las ganas de dar al mundo lo que tienes para dar.


Ahí surge una imagen poderosa: tu lugar al lado de tu madre o de tu padre.


Si hay rechazo, si hay temor, si hay dolor, tal vez ahí está también tu anhelo.


Porque una hija, un hijo, en el fondo de su corazón siempre anhela estar en los brazos de su madre y de su padre.


La fuente de la Vida.


¿Te atreves a bañarte en ella?


Yira Labrador.

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