Decir adiós para abrazar nuevos holas.

Somos seres realmente admirables. Capaces de levantarnos cada mañana y a pesar de nuestros dolores y cicatrices, construir un nuevo día.


A la vez que somos capaces de abrazar viejas maneras de hacer las cosas, aunque nos cueste la vida.


A decirnos al espejo que mal nos vemos. A comer de manera insana pensando que mañana lo haremos bien. A quedarnos con esa persona que nos maltrata pero que seguro con nuestro amor cambiará.


Somos capaces de seguir sintiendo que no valemos mucho, que mejor no mostrarnos en nuestra grandeza, que mejor seguir en ese segundo plano que no incomode a nuestro entorno.


A pasarnos horas consumiendo redes sociales o la televisión, con tal de no sentir ese vacío interno, amoroso, que nos pide ayuda.


Vivimos postergando ese momento luminoso en el que sabemos que al dar el paso algo cambiará en nuestro interior y podremos seguir avanzando en un camino más amoroso, más amable, más en conexión con nuestro Ser.


Vivimos mirando nuestros miedos, a decirle adiós a eso que nos hace daño y que mantenemos día a día. Incluso, puede ser que ni siquiera sintamos miedo. Una lista de razones bien argumentadas con el peso de los años y de las palabras ajenas nos mantienen en esa parálisis.


Porque, piénsalo un poco, qué te impide dar ese paso: comer mejor, dejar a esa persona, cuidar de tu cuerpo con delicadeza, descansar, pedir ayuda. Respira durante unos minutos y busca la respuesta. ¡Sé valiente!


Para poder abrazar nuevos holas, necesitamos aprender a decir adiós. Para ello necesitamos un poco de ayuda. Una pizca de coraje. Y mucho amor.

Yira Labrador.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies