Te escucho.

Tu mente está corriendo, tal vez en círculos, buscando salir de un agujero.


Tu cuerpo no para de hacer y hacer para solucionar eso que necesitas, que te agobia, que te asfixia.


Tus emociones tal vez están adormecidas o tal vez están siendo abrumadoras e intensas.


Entonces es momento de parar.  


Porque, ¿has pensado qué te ocurre cuando eres escuchada, cuando eres escuchado?


Cuando alguien desde su centro, desde el silencio que da estar en paz, te escucha sin esperar nada a cambio.


Desde la mirada que acoge con compasión tu dolor, desde el corazón que comprende sin juzgar tus ideas “locas”, desde la serenidad de mirar más allá de ti y abarcar a todo tu sistema.


Entonces notas cómo tu corazón empieza a latir más lentamente, notas cómo tu mente da pasos más cortos y tu cuerpo se conecta con sentirse respetado, aceptado.


Ocurre que creamos un espacio nuevo, de conexión entre dos personas que se escuchan y son escuchadas. Que se sostienen y son sostenidas.


Porque de esto va la vida: de compartirnos para crecer juntas, para crecer juntos.

Yira Labrador.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies