¿Y si eso que tanto buscas lo tienes cerca, muy cerca de ti?
Cuando somos bebés, toda nuestra energía, nuestro Ser, está concentrado entre nuestra piel y nuestros huesos. Somos criaturas perfectas, completas, en profunda conexión con nuestro origen.
No hay pensamientos sobre si nuestro cuerpo está gordo o demasiado delgado. Ni por asomo nos cuestionamos si somos capaces de controlar impulsos desagradables. Y, por supuesto, no hay discusión posible si merecemos o no que nos vaya bien en la Vida.
Simplemente: SOMOS.
Somos energía concentrada, orientada única y exclusivamente a evolucionar como seres humanos. Aprendiendo de cada sensación y estímulo. Rechazando lo que nos perturba y entregándonos a lo que nos agrada. Egoísmo puro a favor de la Vida.
Y cada día, avanzamos, construimos casi imperceptiblemente pequeñas capas de protección, que se convierten en nuestra personalidad, nuestro carácter, desde el cual nos relacionamos con el mundo y con nosotras/os mismas/os. Poco a poco nos vamos desconectando de ese núcleo puro.
Forma parte del convertirnos en personas en esta sociedad. Tenemos una estructura que nos permite relacionarnos, amar, trabajar, construir familia. Y, en la misma medida, nos limita, nos perturba, nos desconecta de sentir en profundidad, de amar plenamente, de entregarnos al placer de estar vivas/os. Como una especie de sacrificio.
Una de las llaves que nos ayudan a abrir las puertas del carácter es la respiración. La que nos acompaña desde que salimos del vientre de nuestra madre. Así que recuerda respirar, conscientemente, un poco cada día. Siente de nuevo que recuperas tu vitalidad original.
Detén el movimiento continuo y obsesivo a través de concentrar tu mente en tu respiración.
Siente cómo entra y sale el aire de tu cuerpo. Cómo se mece al ritmo de un vals amoroso.
El amor es el camino, el amor hacia tu ser original. Que siempre está en ti, esperando que le abraces y le escuches.
Por que como dicen: “Hay un fuego dentro que nos guía desde niños…” (La Maravillosa Orquesta del Alcohol). https://youtu.be/JT9EPauojrE
Así que, cierra los ojos, respira con atención y amor y encontrarás tu fuego interior.
Yira Labrador